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Un regreso soñado

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Argentinos se adjudicó el torneo de Segunda División de 1955. Desde el Departamento de Historia recordamos ese retorno fundamental para nuestra vida deportiva.

Los antecedentes

El equipo había perdido la categoría en el torneo de Primera División de 1937 y luego de apenas dos temporadas ganó el campeonato de Segunda de 1940. Sin embargo, en un acto de injusticia difícil de comprender, la AFA le negó el derecho a disputar desde el año siguiente el certamen de la máxima categoría, algo que nunca había sucedido antes desde que la división de plata entregaba el ascenso. Ese hecho impactó profundamente en la institución, que (con excepción del torneo de 1943) pasó de pelear en la vanguardia de los campeonatos a pasar algunos apuros con la permanencia. Esa tesitura continuó hasta 1945, donde de la mano de figuras como “el Mono” Ingunza –goleador letal- se recuperó la calidad de animador. Desde ese año, en que se obtuvo el sexto lugar en la tabla, el club nunca bajó de dicha colocación en la clasificación final. La gran oportunidad llegó en 1948, cuando un nuevo formato de torneo parecía facilitar las cosas. Argentinos marchaba primero en la Zona Campeonato cuando una huelga de futbolistas iniciada apenas después de la mitad del tramo definitorio ocasionó que la AFA suspenda el campeonato (y, por ende, los ascensos) y devuelva las plazas en Primera a los equipos que habían descendido en las dos últimas temporadas (los vecinos Atlanta y Ferrocarril Oeste). Nuevamente, había que barajar y dar de nuevo si se quería volver.

Entre 1949 y 1953, el equipo siempre se mantuvo entre la primera mitad de los clasificados, siendo muchas veces uno de los conjuntos más goleadores. En 1954 se pasó de animador a contendiente, y se peleó el ascenso con el poderoso Estudiantes de Eva Perón (recordemos que la ciudad de La Plata cambió su denominación por aquella entre 1952 y 1955), relegado en la temporada previa. El equipo “pincharrata” se adjudicó el ascenso con una exigua diferencia de tres puntos en la tabla final. Tras largos años signados tanto por el espíritu de lucha como por una cierta dosis de escepticismo acerca de la capacidad del club de sobreponerse a dos ascensos frustrados y al agotamiento de diecisiete temporadas en una división que le era ajena, 1955 se enfrentaba con los ánimos renovados y con la certeza de que disputar la única plaza disponible para la Primera era una posibilidad cierta, tanto por los antecedentes inmediatos como por el rodaje de un equipo que venía armándose aproximadamente desde 1953.

El camino de regreso

El equipo obtuvo 51 puntos tras 34 encuentros, producto de 23 triunfos, cinco pardas y apenas seis caídas, con la particularidad de finalizar el torneo invicto en condición de local. Convirtió 72 goles siendo el segundo conjunto más goleador luego de Unión de Santa Fe, el subcampeón, y compartió con el equipo “tatengue” el mérito de tener la valla menos vencida, recibiendo sólo 40 goles en contra. Se mantuvo en la vanguardia de las posiciones prácticamente durante todo el torneo. Debido a ese rendimiento demoledor, fue que la prensa creó un apodo que aún subsiste: “El Tifón de Boyacá”, asignado tras una goleada “tenística” por 6-1 ante Argentino de Quilmes jugando como local el 15 de octubre.

Tras una campaña tan sólida como brillante, el equipo se consagró en la 31º fecha, tras vencer como local a Quilmes por 2-1 el día 17 de diciembre, capitalizando la derrota del perseguidor santafesino ante Defensores de Belgrano en la jornada previa. La poca cantidad de derrotas recibidas antes del partido consagratorio frente al conjunto “cervecero” (apenas cuatro) fue decisiva para la coronación. Luego de asegurarse la conquista del torneo, una lógica relajación condujo a que se perdieran los partidos ante Atlanta y Sarmiento (partido que cerró el torneo, disputado en Junín el 30 de diciembre). A pesar de todo, la despedida del público local en la penúltima fecha fue a lo grande, con un contundente 5-2 con el que se dio cuenta de All Boys, equipo que peleaba por no caer a Tercera y que mantuvo su plaza por apenas dos unidades.

Los recuerdos de nuestros Vitalicios

Debido al paso del tiempo, desafortunadamente ya no contamos con tantos hinchas que tengan recuerdos nítidos de aquel torneo, finalizado un día como hoy hace ya 61 años. Sin embargo, quienes aún guardan algunas vivencias de ese año, rememoran con orgullo tanto el logro del ascenso –que creían posible por el desempeño del equipo en las temporadas precedentes- como la forma de jugar que el mismo tenía, haciendo gala de la tradición perenne de fútbol ofensivo y de toque que siempre caracterizó al club. Las virtudes de ese plantel hicieron que diera que hablar entre los futboleros de aquel momento, incluso entre aquellos que no eran seguidores de los torneos de ascenso. También priman los comentarios orgullosos acerca de la importancia de ese plantel, que fue la base del equipo que fue creciendo en su competitividad en la Primera División de los años siguientes, coronando su evolución con la memorable campaña de 1960. La identificación con el equipo resulta unánime, ante todo por la buena cantidad de jugadores jóvenes y de futbolistas del Semillero, que por aquellos años ya comenzaba a dar que hablar, bien apuntalados por algunas incorporaciones de jerarquía para la escala de la Primera B.

Consultados por el partido que más los conmovió, resulta sencillo hallar unanimidad: todos coinciden en el citado 2-1 a Quilmes del 17 de diciembre con goles de Carbone y Nappe, que sentenció el retorno a la división a la que Argentinos Juniors pertenece tras dieciocho temporadas de penurias. Las coincidencias continúan al momento de escoger al jugador (o al grupo de futbolistas) decisivo para la obtención del ascenso: el equipo marcaba la diferencia en el mediocampo, con la famosa línea media compuesta por Oscar Di Stéfano, Héctor Pederzoli y Orlando Nappe que se consolidaría en ese torneo y duraría varias temporadas, aunque también hay algunas menciones del aporte de los delanteros, en particular de Mario Sciarra y Ricardo Trigili.

El ascenso de 1955 fue fundamental, un verdadero parteaguas en la historia deportiva de Argentinos que, desde ese momento, iniciaría la racha ininterrumpida en Primera División más larga hasta la fecha, sazonada con muchos años de pelear por quedarse en la máxima categoría pero también con el alumbramiento de algunos de los mejores futbolistas del mundo del siglo XX y, sobre todo, con dos títulos nacionales y otros dos internacionales. Todo comenzó luego de ese triunfo ante Quilmes. Sólo resta esperar que el 2017 que se avecina traiga un hito similar para nuestro club.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 
Frasso, Hugo, Argentinos Juniors, Historia de un sentimiento, Buenos Aires, Ed. Del autor, 2004. 
Lombardi, Diego (Editor), 110 AAAJ, de Mártires a Bichos, Buenos Aires, Ed. Del Autor, 2014. 

REFERENCIAS HEMEROGRÁFICAS 

Diario La Nación (VV. EE.), 1955.
Diario “El Líder” (VV. EE), 1955.

REFERENCIAS ESTADÍSTICAS

Consultadas en RSSSF.com
Créditos: Pablo Ciullini y Sergio Hernández.

TESTIMONIOS

El Rincón del Vitalicio.

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