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La Magia le gana por goleada al tiempo.

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Recordamos la inolvidable fnal Intercontinental contra la Juventus en Tokio con el corolario del celebrado artículo sobre la conquista de la Copa Libertadores.

-Papá, papá. ¡Despertate! –dice mi hija.

Agarro el celular y miro la hora.

-Son las seis de la mañana, hija. Volvé a acostarte.

-No, papá, vení. Hay fantasmas.

Me levanto de un salto de la cama.

-¿Fantasmas, hija?

-Sí, mirá. Dale.

La sigo. Atravesamos las distintas estancias de la casa hasta llegar al living. La tele está prendida. No tengo los anteojos, por eso tardo en reconocer lo que está pasando.

-Papi, me desperté por la tele que estaba prendida. Hay fantasmas, papi.

Corro a buscar los anteojos y regreso. Ahí sí puedo enfocar las imágenes, reconocer el partido que tantas veces vi en YouTube.

-No son fantasmas, hija. – Le digo mientras me siento en el sofá. -Lo que pasa es que hoy es un día de magia.

-¿Magia? –los ojitos se le achican desconfiando de mis palabras.

-Sí, sí. Magia. Magia que viene directo de 1985.

-No entiendo, papi.

-¿Te acordas que hace poco te conté de los campeones de la Copa Libertadores del 85?

Ella asiente con su cabeza. Todavía tiene desconfianza en la mirada.

-Bueno, ese equipo tuvo que jugar otra final después… ese día hubo tanta magia que cuando se cumple un nuevo aniversario se abre un hilo por donde se escapa la magia de ese día y pasan cosas como esta, que se prenda la televisión a las 6 de la mañana (porque esa era la hora argentina en la que empezó el partido) y se transmita completo. Te digo más… fíjate la parte de atrás de la tele y vas a ver que no te miento.

Mi hija se asoma con cautela, quiere saber qué es lo que indico. Asoma su naricita hasta que se da cuenta:

-¡Está desenchufado, pa! ¡El cable! –y se lleva las dos manos a la boca tapando su sorpresa.

-Ves que no te miento… Ahora te voy a contar la historia de ese día de magia mientras vemos el partido. ¿Querés?

Ni siquiera responde. Salta al sofá y levanta su brazo para acurrucarse en mi pecho. La miro totalmente embobado. Recién ahí me doy cuenta que tengo la camiseta roja y comprendo que los dos amores de mi vida siempre van a estar juntos: el Bicho y mi hija.

-Ja, ja, ja. –Su risa interrumpe mis pensamientos- ¿Te quedaste dormido, papá?

-No, hija. Pensando, en realidad. Y nos remontamos al 8 de diciembre de 1985. El futbol de La Paternal hecho Poesía tiene que viajar a Japón a jugar un partido y es quizás el partido más recordado de todos los tiempos. Argentinos Juniors contra la Juventus de Italia, la Copa Intercontinental.

”Los diarios daban como principal candidato a la Vecchia Signora. Y los tanos también estaban confiados, vamos a decirlo, se pensaban que iban a Japón a entrenar. Nuestra humildad, de ser un equipo de barrio, les daba la seguridad de tener el partido ganado pero… bien sabemos que no se cuentan los pollitos antes de nacer.

”Lo ves –le señalo la tele. Uno de los jugadores del Bicho agarra la pelota, los italianos presionan pero no pueden robársela- Vidallé, Villalba, Pavoni, Olguín, Domenech, Batista, Videla, Comisso, Castro, Borghi y Ereros. Los italianos tenían como referentes al francés Platini y al danés Laudrup.

”El Bicho saca del medio y descoloca a la Vecchia Signora con un juego de toque y toque. En el primer tiempo Borghi patea un córner que casi se mete olímpico: el arquero alcanza a manotearla por encima del travesaño. Los italianos contestan con un par de jugadas preparadas y Platini gambetea enfurecido; sin embargo no logran romper el cero.

”Apenas empieza el segundo tiempo, Laudrup se escapa solo y mete la pelota adentro, pero el árbitro alemán invalida la jugada. Esa decisión desconcentra a los blanquinegros. Olguín recupera una pelota en el medio y se la pasa al “Panza” Videla, que aprovecha para tirar la pelota por arriba. La iba a buscar Borghi pero en el medio aparece Ereros -como un fantasma rojo que habita en la pesadilla de los blanquinegros- para meter el pie y de cachetada sobrepasar al arquero Tacconi que había salido a achicar. Uno a cero arriba.

”A los pocos minutos Borghi hace una pared con Castro por la derecha, los italianos no pueden parar la diagonal endemoniada; Ereros recibe la pelota en el área grande, tira un centro de tres dedos para Castro que la empuja, pero el línea anula el gol. La repuesta nace desde una falta no cobrada a Borghi, la pelota cruza toda la cancha hasta el área del Bicho y un jugador italiano se deja caer. Penal que Platini cambia por gol. Uno a uno.

”De un córner, Platini para una pelota de pecho, domina en el aire y hace un golazo que es anulado por la terna árbitral. De esa acción nace la postal de Platini tirado en el suelo, aplaudiendo sarcásticamente al arbitraje.

”Argentinos no se achica. Sigue jugando al toque y toque. Es en ese momento que le llega la pelota a Borghi en el medio, la transporta hasta filtrar un pase entre los defensores rivales para Castro que, sin dudarlo, la pica con fuerza para que la pelota se meta cerca del palo izquierdo. El Bicho dos, Juventus uno. Pero…

”De una pelota mal despejada, Laudrup logra llevarse el rebote y, sin ángulo, meterla adentro del arco de un eludido Vidallé. Luego de eso, los italianos se meten atrás. En los últimos minutos del segundo tiempo, el Bicho tiene al menos seis jugadas para ganar el partido, porque el equipo nunca deja de buscar la victoria, porque tenían hambre de gloria.

”El alargue se juega con un ida y vuelta impresionante. Y después se vienen los penales.

-¿Ahí lo ganamos, papi?

-Veamos qué pasa, hija. – Yo sé bien cuál es el resultado, pero mi hija no. Me debato en si dejarla que vea eso, porque es muy sensible como el padre… pero es tarde. Mira el último penal y se larga a llorar. Yo también voy por el mismo camino, tengo una piedra en la garganta del tamaño de una pelota. Tomo aire para recuperar las palabras.

-Hija, no ganamos una Copa pero ganamos algo más importante –ella pone su atención en mí-. El mundo vio que ese equipo de Argentinos jugaba con Poesía. La poesía cuando es vista en estado puro por la gente se transforma en Magia. Ese día de 1985, fue de tanta Magia que trascendió los tiempos y la memoria. Por eso, un día como hoy de 2018, la tele se prende sola, porque la Magia del Bicho le gana por goleada al tiempo.

Autor: Gerardo van Junker.

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