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Campeón de lujo

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El Departamento de Historia de la Asociación Atlética Argentinos Juniors repasa la campaña del Nacional de Primera División de 1985 a 32 años de esa conquista.

Los Nacionales de Primera División
El Campeonato Nacional fue creado a fines de la década de 1960 por iniciativa de la AFA. Se pretendía incluir mayor cantidad de equipos del interior del país en una Primera que, hasta entonces, era exclusiva de los clubes directamente afiliados al organismo. Si hubo una constante en estos certámenes fue la irregularidad en el aspecto organizativo: a lo largo de 19 ediciones, hubo once cambios en el formato de disputa y dieciséis variaciones en la cantidad o la proveniencia de los equipos clasificados.

A grandes rasgos, lo jugaban los equipos clasificados para el certamen de Primera División y por una cantidad variable de combinados del interior del país, provenientes tanto de las distintas ligas como del Torneo Regional. Habitualmente entregaba plazas para la Copa Libertadores de América de la temporada siguiente.

Argentinos disputó de manera consecutiva las quince ediciones comprendidas entre 1971 y 1985, consagrándose campeón en ésta última.

Los antecedentes
Argentinos llegó al Nacional 1985 como campeón de Primera División del año anterior, aunque con la baja de Roberto Saporiti. El entrenador dejó su cargo tras la primera vuelta olímpica y fue reemplazado por José Yudica.

El “Piojo” no sólo contaba con grandes conquistas en su haber (como el título de Primera con Quilmes en 1978 o el ascenso con San Lorenzo cuatro años más tarde) sino que además representaba una continuidad con el estilo futbolístico pregonado por su antecesor y por el maestro Ángel Labruna. Tan importante como llegar campeón fue comenzar el torneo manteniendo el plantel y su estilo de juego. Argentinos no cesaba de demostrar que su proyecto era cosa seria.

La campaña

El formato escogido para el Campeonato fue verdaderamente complejo y rebuscado. Hubo 32 equipos participantes: los 19 de Primera División y 13 provenientes tanto del Regional como de las ligas del interior que contaban con plazas fijas (Jujuy, Mar del Plata, San Juan, Mendoza, Salta, Tucumán y Córdoba, esta última con dos vacantes).

La primera ronda consistió en dividir a los 32 clasificados en ocho zonas de cuatro equipos cada una, con enfrentamientos todos contra todos a ida y vuelta. Argentinos compartió el grupo “F” con Central Norte de Salta, Belgrano de Córdoba y Chacarita Juniors. El comienzo fue demoledor: un triunfo histórico como local por 8-0 ante el “cuervo” salteño con cinco tantos del goleador Pedro Pasculli. Manteniendo la línea de semejante inicio, el Bicho se adjudicó el grupo con comodidad y sin ser derrotado (con otros dos triunfos y tres empates).

El paso siguiente fue la ronda de ganadores. En la primera fase de esta, a la que clasificaban los 16 equipos que terminaron primeros y segundos de sus respectivos grupos, Argentinos se enfrentó a San Lorenzo en partidos de ida y vuelta. El equipo de Yudica clasificó tras empatar 2-2 en cancha de Vélez (donde el “ciclón” fue local) y vencer por 1-0 en la revancha. El siguiente rival fue San Martín de Tucumán, al que se derrotó por 2-0 en el Mundialista de Córdoba (pues a partir de esta instancia los partidos se disputaban en sede neutral). En las semifinales, aguardaba otro de los mejores conjuntos de la época: el Ferro de Carlos Griguol, responsable de la que, hasta entonces, era la última derrota de Argentinos: un 2-0 por la 30ª fecha del Campeonato de Primera División de 1984, ocurrida el 4 de noviembre. Es decir: Argentinos llegaba al cruce sin haber perdido en los últimos dieciséis partidos. La superioridad y el fútbol ofensivo del reciente campeón se hicieron presentes en la tarde del siete de abril de 1985 y la locomotora del Oeste perdió por 3-0 en el estadio de Vélez Sarsfield. Ese partido resulta significativo no sólo por el triunfo categórico ante un serio contendiente al título, sino porque también fue el último partido disputado en el club por Pedro Pasculli, el máximo artillero del equipo. Desde entonces, su lugar en el centro del ataque fue ocupado por el incipiente Claudio Borghi.

La definición con Vélez: Historia de una rivalidad
El contendiente en la final de la ronda de ganadores era Vélez Sarsfield, otro duro rival caracterizado ante todo por su defensa áspera y sólida. La definición fue a partidos de ida y vuelta, disputándose la ida en la Bombonera (donde Argentinos hizo de local) y la revancha en el Amalfitani. Ambos equipos se impusieron por 2-0 en sus respectivos partidos de local (destacándose el gol olímpico del “Panza” Videla en el primer encuentro), lo que llevó la definición a disparos desde el punto penal. Allí, “Quique” Vidallé empezó a dar testimonio de su liderazgo en instancias decisivas, conteniendo dos penales y decretando el triunfo de Argentinos por 4-2 y la consiguiente conquista de la ronda de ganadores. La derrota en el tiempo reglamentario interrumpió la racha triunfal del equipo, que –hasta ese 17 de julio- sumó 21 partidos consecutivos sin ser derrotado, estableciendo así un récord todavía no igualado para la institución.

Los vericuetos del reglamento indicaban que el vencedor de la ronda de ganadores se clasificaba a una final, en la que debía enfrentarse al ganador de la ronda de perdedores. Casualmente, el propio equipo de Liniers se impuso en el grupo de los no favorecidos, con lo que la definición del certamen implicaba otro nuevo cruce con el cuadro fortinero. La definición sería en el estadio Monumental el día 28 de agosto (¡42 días después del final de la ronda de ganadores!). De imponerse, Argentinos conquistaría su segundo título consecutivo. De perder, tendría derecho a la revancha una semana más tarde en el mismo escenario. La primera final terminó empatada en uno. Esta vez, los penales dieron ganador al rival por 4-3. Luchando y sufriendo hasta el final, como marca la historia de Argentinos, se llegó al encuentro definitivo, disputado un 4 de septiembre como hoy, tras algunos incidentes repudiables entre las parcialidades en los días previos –que llevaron una rivalidad estrictamente futbolística a un terreno impropio y que son recordados con pesar aún hoy-.

La gran final
El equipo de La Paternal se puso en ventaja a los 5’ de la segunda mitad: “Pepe” Castro ratificó la inefable “ley del ex” y le convirtió al club que lo formó tras una fantástica jugada colectiva que comenzó con un desborde del “Ruso” Domenech. Pocos minutos después, Jorge Comas (a la postre, el máximo goleador del certamen) marcó el gol del empate, aprovechando un error de la zaga central del Bicho. Poco antes de los 20’, Jorge Olguín tuvo la oportunidad de repetir la hazaña del año anterior y darle un título a Argentinos a través de un penal (producto de una tosca infracción sobre el “nene” Commisso). El joven arquero Carlos Navarro Montoya contuvo el remate y extendió la tensión hasta el final. Quince minutos más tarde, y debido al constante asedio sobre la valla fortinera, se dio una jugada muy similar a la del primer tanto del partido. Esta vez, Sergio Batista conectó un potente remate desde la periferia del área superior que, tras algún desvío fortuito, se coló junto al palo derecho de un arquero tapado por muchos rivales y varios compañeros. La euforia en las tribunas y en el barrio era total: Argentinos estaba a minutos de su segunda vuelta olímpica consecutiva y no paraba de atacar, manteniendo su buen juego hasta el pitazo final del árbitro Bava. A pesar de la ventaja, nada podía aliviar al “piojo” Yudica, que según su propio testimonio estaba “desencajado” después del penal.

Argentinos se consagró campeón de un certamen tan complejo como extenso, en el que viajó miles de kilómetros manteniendo alta la frente, imponiéndose desde su forma de jugar y superando varias instancias en las que siempre se distinguió por su solidez. Enfrentado nuevamente a equipos de características opuestas, pudo imponerse ratificando una vez más que el camino más efectivo al éxito exige perseverancia y un respeto absoluto por la identidad que se supo construir. Además, fue en este Campeonato donde la formación más emblemática de la historia del club (esa que sale de memoria con Vidallé; Villalba, Pavoni, Olguín, Domenech; Commisso, Batista, Videla; Castro, Borghi y Ereros) se puso en funcionamiento y empezó a adquirir el rodaje que la llevaría a la cima del mundo algunos meses después. El Campeonato Nacional de 1985 vino a ratificar el gran momento del equipo y a consagrar nuevamente tanto nuestros ideales deportivos indelebles como las atinadas ideas de Don Ángel Labruna, el artífice de este conjunto maravilloso.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Frasso, Hugo, Argentinos Juniors, Historia de un sentimiento, Buenos Aires, Ed. Del autor, 2004. Lombardi, Diego (Editor), 110 AAAJ, de Mártires a Bichos, Buenos Aires, Ed. Del Autor, 2014.

REFERENCIAS HEMEROGRÁFICAS:
Diario Clarín Deportivo (VV. EE.), 1985. Revista “El Gráfico” (VV. EE), 1985.

Revista “Sólo Fútbol” (VV. EE.), 1985.

REFERENCIAS ESTADÍSTICAS
Elaboración propia del Departamento de Historia de la Asociación Atlética Argentinos Juniors a partir de los medios citados anteriormente.

ENLACE: Compacto, goles y testimonios de la definición (canal YouTube: Misimagenesretro): https://www.youtube.com/watch?v=xVHgCjxDfa0

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